Mi labio tembló cuando mi corazón golpeó contra mi pecho. Las palabras ardían en la punta de mi lengua como cenizas. Esas tres palabras eran fáciles de sacudir. La gente lo decía todo el tiempo, pero yo pensaba -no, yo sabía- que cuando realmente querías decir esas tres palabras era difícil hablar.
Con la mirada en su pecho, reuní el coraje para repetirlas. "Yo dije que yo... que te amo."
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